Por mis manos han pasados un
millón de recetas de bizcochos, pero siempre, y digo siempre.... vuelvo a la
misma, a mi preferida, a la del bizcocho un, dos, tres.... si lo tomas para
desayunar con un buen vaso de colacao es el desayuno de los campeones y si es para
merendar acompañado por té con leche esta de rechupete.
Seguro que tod@s habéis oído hablar de él, es el archiconocido bizcocho de yogur, yo, lo llamo un, dos, tres.... por que como luego veréis en los ingredientes las medidas del yogurt son una, dos, tres y..... es que nunca falla, siempre sale rico riquísimo, es lo que dice siempre mi sobrino, y es como comerse una nube.
Para todos los que queréis
arrancar en la repostería es la mejor de las recetas, hacerla y veréis que no
deja a nadie indiferente y quedáis bien fijo, lo mejor de todo es que los
ingredientes siempre los tenemos en casa, no hay nada raro y además podemos
hacerlo de diferentes sabores, o añadir trocitos de frutas naturales, como
plátano o manzana, frutos secos, ralladura de limón, naranja, vainilla o canela
en polvo.
Yo hoy lo he preparado con
vainilla, compro las vainas enteras las abro a la mitad y con un cuchillito
saco toda las semillas, y para potenciar el sabor añado un poquito de esencia
de vainilla, veréis que esta irresistible.......... pero vamos con la receta.
Ingredientes
1 Yogur natural
1 Medida de yogurt de aceite de
oliva
2 Medidas del yogurt de azúcar
3 Medidas del yogurt de harina
1 Sobre de levadura
3 Huevos M
Especiar al gusto, como el mío es
de vainilla, añado las semillas de 2 vainas y 2 cucharaditas de
esencia de
vainilla
Lo primero de todo precalentamos
el horno a 170g por arriba y por abajo. Para que cuando tengamos la masa
preparada el horno este caliente.
Vamos mezclando los ingredientes
poco a poco en el mismo orden en que aparecen en la receta, yo para este
bizcocho solo utilizo unas varillas, ni batidora ni nada, así también
garantizamos que no nos pasamos batiendo..... que si lo batimos de más.......
luego se queda duro, lo único especial que hago es tamizar la harina con el
sobre de levadura, así no nos quedará ningún grumito de harina, de esos tan
desagradables que te hacen toser, y, además..... estamos metiendo aire a la
mezcla para que salga aún más esponjoso.
Cuando tengamos la mezcla homogénea
y ya tenga la especia que más nos guste, lo pasamos a un molde para
bizcocho.... nos da lo mismo redondo, que cuadrado, que alargado, eso sí que
sea altito ya que sube bastante, y con una brocha lo pintamos todo con aceite
de oliva para luego poder desmoldarlo bien.
Metemos nuestro bizcocho al
horno, y lo dejamos entre 30-40 minutos, hay que controlarlo pero sin abrir la
puerta del horno, lo miramos desde fuera, ya sabéis lo de siempre...... cada
horno es un mundo, veréis como crece y se va dorando, lo mejor para comprobar
si está bien hecho es pincharlo y si vuestra varita sale limpia..... lo tenemos
listo.... si veis que se está dorando mucho y no se termina de hacer, podemos
poner un poquito de papel de plata, para eso tenemos que abrir el horno, claro está,
pero como seguramente ya habrá pasado 30 minutos desde que lo metimos no se debería
de bajar.
Pasado el tiempo lo sacamos del
horno, y lo dejamos enfriar.....OJO..... es muy importante que se enfrié antes
de desmoldar, ya que si nos puede la impaciencia no estará bien asentado y
seguramente se abre y ya no estará tan bonito.
Se puede poner azúcar glas por
encima, o servirlo acompañado de nata y un poquito de chocolate, pero a mí como
más me gusta es solo sin más, un vaso de leche o café y "pa dentro"......
ñam,ñam.
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